Causas y efectos del Síndrome del Edificio Enfermo

¿Cuáles son las enfermedades relacionadas?

 

La OMS define el Síndrome del Edificio Enfermo como "el conjunto de molestias ocasionadas por la mala ventilación, la descompensación térmica, las cargas electromagnéticas y las partículas y vapores de origen químico en suspensión que circulan por el edificio en el que vivimos o trabajamos". Por lo tanto, no es el edificio el que está enfermo, sino las personas que lo ocupan. 

No engloba únicamente locales destinados a oficinas o viviendas, sino también colegios, guarderías o centros comerciales. A pesar de que este síndrome puede presentarse en edificios de construcción antigua, su proporción es mayor en edificios de nueva construcción o rehabilitados, pues según afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo, hasta un 30 % de estas edificaciones están “enfermas”. 

De manera general, los síntomas del SEE no suelen ser graves y son los siguientes: 

  • Mucosas: irritación, escozor, enrojecimiento y lagrimeo o sequedad
  • Piel: sequedad, picazón
  • Vías respiratorias: nariz taponada, estornudos, picor, hemorragias nasales, garganta seca, ronquera, carraspera
  • Generales: sensación de fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, somnolencia, náuseas, mareos

Un claro indicador de que estamos ante el Síndrome del Edificio Enfermo es que la mayoría de estos síntomas desaparece o disminuye cuando las personas abandonan el edificio. 

Las patologías más graves pueden ser, entre otras, asma, rinitis crónica o neumonitis por hipersensibilidad (o inflamación de los pulmones producida por la inhalación de polvo, hongos o moho).  

En el año 2007, se identificaron numerosos casos de lipoatrofia muscular (enfermedad benigna que provoca una disminución del tejido graso situado bajo la piel) en varios edificios de oficinas en Barcelona, cuya causa parece estar en la acumulación de cargas eléctricas, baja humedad o el uso de mobiliario metálico. 

 

¿De dónde vienen los contaminantes que causan una mala calidad del aire interior?

Además de los contaminantes que pueden emitir los propios materiales de construcción, mobiliario (cocinas, hornos, estufas que liberan monóxido de carbono (CO), monóxido de nitrógeno (NO), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y partículas (PM)) al igual que los productos de limpieza, la OMS también advierte de que la contaminación exterior (partículas naturales y generadas por la actividad humana) que introducimos en nuestros hogares al abrir las ventanas puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas si no filtramos el aire previamente.  

La humedad en el interior del hogar también resulta condicionante a la hora de disfrutar de unas condiciones de habitabilidad óptimas. Desde el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico recomiendan un nivel de humedad entre el 30 % y el 70 % en espacios interiores, en función de la temperatura exterior: cuanto más calor hace, más humedad y cuanto más frío, menos humedad. En los últimos años, el incremento de edificios más estancos ha generado la aparición de humedades debido a una ventilación poco eficaz o inexistente, lo cual constituye un riesgo para los habitantes, pudiendo desarrollar infecciones respiratorias, asma, bronquitis y rinitis alérgica, según afirma la OMS. 

Soluciones frente al Síndrome del Edificio Enfermo

¿Cómo podemos conseguir que nuestra vivienda sea más sana?

En primer lugar, si sospechas que tu edificio sufre este síndrome, es conveniente que te pongas en contacto con un técnico de mantenimiento para que lleve a cabo un estudio de las instalaciones y evalúe las posibles deficiencias.

De manera general, las siguientes soluciones pueden ayudarnos a conseguir un ambiente más saludable en el interior de nuestro hogar o de nuestro espacio de trabajo: 

  • Una limpieza y un mantenimiento adecuados de los conductos de ventilación, así como de los equipos de climatización 
  • Un sistema de ventilación que garantice una correcta renovación del aire interior (expulsar tanto los contaminantes como la humedad) 
  • Conseguir una temperatura ambiente que oscile entre los 21 ºC y los 23 ºC (según las recomendaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE)) y una tasa de humedad relativa (entre el 30 % y el 70 %) 
  • Un nivel de ruido adecuado (según la OMS, el nivel máximo recomendado en espacios interiores es de 65 dB) 
  • Una iluminación equilibrada, sin exceso de brillos ni deslumbramientos. 

Estas soluciones pueden necesitar una reforma de las instalaciones acorde con las exigencias básicas que establece el Código Técnico de la Edificación (CTE).  

Si la vivienda o el local ya cuenta con un sistema VMC que expulse el aire viciado y filtre el aire entrante, solo será necesario llevar a cabo una revisión de la instalación para conseguir un funcionamiento óptimo, adaptado a las necesidades concretas de sus ocupantes y al nivel de ocupación. 

Si el sistema de ventilación no permite renovar el aire o es inexistente, es aconsejable considerar la instalación de un sistema VMC que mejore las condiciones de los ocupantes en materia de calidad de aire, confort térmico y acústico. 

Calidad de aire y confort con ventilación doble flujo

 

  • Renueva el aire de tu vivienda de manera constante sin abrir puertas o ventanas
  • Libera el aire entrante del exterior de partículas finas, contaminantes, bacterias y alérgenos
  • Sistemas de ventilación mecánica controlada inteligentes y conectados con tu móvil
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