Contaminantes en el aire interior

¿Qué tipo de contaminantes podemos encontrar en el aire interior de nuestras viviendas?

En su guía “Leyendas urbanas sobre la ventilación”, la PEP apunta que, de manera general, la calidad del aire interior de nuestros hogares se fe afectada por los siguientes contaminantes: 

Virus: En el caso de los virus de transmisión aérea, como la COVID-19, se ha demostrado que los espacios interiores con una escasa o nula ventilación contribuyen a facilitar su propagación. 

Dióxido de carbono (CO2): El índice de CO2 es un claro indicador de la calidad del aire interior. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sus niveles de concentración no deben superar las 1000 partes por millón (ppm) en espacios cerrados. Cuando sus niveles están por encima del índice recomendado, el CO2 puede provocar somnolencia, dolores de cabeza, falta de concentración, mareos y problemas respiratorios, entre otros. 

Compuestos orgánicos volátiles (COV): Se trata de partículas finas en suspensión generadas por algunos materiales de construcción o productos presentes en nuestros hogares que pueden introducirse en nuestro organismo a través de las vías respiratorias, la piel o los ojos. También pueden provocar dolores de cabeza, mareos, irritaciones respiratorias y, en casos de exposiciones prolongadas, puede tener efectos cancerígenos o provocar daños en el sistema nervioso central.

Humedad: El nivel de humedad relativa recomendado en los hogares debe situarse entre el 40 % y el 60 %. Una humedad relativa demasiado baja puede provocar sequedad e irritación de las mucosas y las vías respiratorias. Por otro lado, una humedad relativa demasiado alta (por encima del 80 %) da lugar a la aparición de hongos, alergias y otras enfermedades derivadas de la humedad por condensación.

 

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Ventilación natural y ventilación híbrida

La PEP afirma que ventilar abriendo las ventanas no es la solución más eficaz

 

En su documento, la PEP afirma que ventilar abriendo las ventanas no es la solución más eficaz, ya que en la mayoría de los casos no se cumplen las condiciones necesarias para evacuar correctamente el aire viciado y, además, conlleva una serie de inconvenientes.

Si contamos con una elevada concentración de CO2 en nuestro hogar, abrir las ventanas unos minutos al día puede ayudarnos a reducir estos niveles. Sin embargo, si el espacio interior sigue habitado una vez cerremos las ventanas, el índice de CO2 volverá a alcanzar los valores anteriores. Por lo tanto, si queremos ventilar de forma eficaz, la solución pasa por mantener abiertas las ventanas durante buena parte del día, con los siguientes inconvenientes:

Molestas corrientes de aire, contaminación exterior, independientemente de si vivimos en el campo o la ciudad (contaminación vehicular o procedente de abonos químicos, polen…), y un considerable derroche energético al expulsar el calor o el frío acumulados en el interior de la vivienda. 

 

¿Y qué hay de la ventilación híbrida?

Según la PEP, la ventilación híbrida puede resultar una alternativa frente a la ventilación natural ya que cumple con la normativa del CTE. Este tipo de ventilación permite renovar el aire interior de la vivienda de forma natural siempre y cuando las condiciones de presión y temperatura ambientales sean favorables. De lo contrario, se activa la ventilación mecánica, que extrae el aire interior de forma forzada mediante ventiladores y bocas de extracción. 

Sin embargo, este tipo de sistema, si bien garantiza una ventilación constante de la vivienda, presenta algunas desventajas desde el punto de vista energético y de confort térmico. Por ejemplo, como indican desde PEP, este sistema “no impide la entrada de aire con partículas contaminantes o dañinas” ya que no cuenta con un filtro; provoca una corriente de aire constante en el interior del hogar que resulta desagradable para sus habitantes y que, además, genera una pérdida energética al expulsar el calor o el frío acumulados en el interior de la vivienda. Desde la PEP también añaden que, cuando la humedad exterior es muy alta, este sistema tampoco ayuda a prevenir la aparición de moho.

Las limitaciones de los purificadores

Hacen recircular el aire ambiente, pero no lo renuevan

 

En los últimos años se ha disparado el uso de los purificadores con el objetivo de eliminar la presencia de virus en los espacios interiores. Y, concretamente, el uso de los purificadores con filtros HEPA. Sin embargo, estos filtros solo eliminan microorganismos patógenos de más de 0,3 micras, por lo que no resultan eficaces frente a otros virus como la COVID-19 (que puede alcanzar un diámetro de 0,1 micras).

El funcionamiento de los purificadores es el siguiente: mediante su ventilador integrado, absorben el aire presente en la sala en la que se sitúan, lo filtran y lo expulsan de nuevo, purificado. Por lo tanto, podemos decir que hacen recircular el aire ambiente, pero no lo renuevan.

Además, como apuntan desde la Plataforma Passivhaus: “se trata de un elemento único en una estancia, por lo que debe ser capaz de absorber el aire del punto más lejano […] y hacer llegar el aire filtrado a ese mismo punto”.

Por último, es importante tener en cuenta que la eficacia de los purificadores depende en gran medida del mantenimiento de su filtro. Por todo lo anterior, desde la PEP desaconsejan el uso de estos sistemas, salvo si no existiera otra alternativa. 

¿Cuál es la solución más eficaz para renovar el aire interior?

Desde la PEP se aconseja la ventilación mecánica controlada con recuperación de calor

 

Después de considerar las diferentes ventajas y desventajas de los tipos de ventilación natural e híbrida y de los purificadores, desde la PEP confirman que el sistema más eficaz para disfrutar de un aire interior renovado, libre de contaminantes y eficiente desde un punto de vista energético es la ventilación mecánica controlada con recuperación de calor.

Este sistema renueva el aire de forma constante, ya sea en una única sala o en el conjunto de la vivienda, mediante la difusión de un caudal adaptado al nivel de ocupación y de las necesidades de sus habitantes.

Al extraer el aire viciado, la energía se recupera para reinyectarla en el aire nuevo procedente del exterior, previamente filtrado, y proporcionar un confort térmico en el interior de la vivienda, sin cambios bruscos de temperatura. 

De esta forma, se evitan las molestas corrientes de aire, así como las pérdidas de calor en invierno y de frío en verano, por lo que se consigue una mejor calidad de aire interior y, al mismo tiempo, se favorece el ahorro energético. 

Aprende más sobre la ventilación mecánica controlada Doble Flujo